Crónica Kendai

Nací en 1337 en Italia, con una familia cariñosa y humilde, mis padres Marco Santorinni  y Mariana Rissi , trabajadores incansables, nos protegían y ayudaban con amor, mis dos hermanos  Ivano y Lucía, vivíamos en un pueblo pequeño y calmado, mi infancia imagino que era como la de cualquier niño de esa época, en 1346 apareció la peste negra en Europa había pasado un año de ese infierno donde la peste mataba sin mirar clases sociales, mi madre fue una de ellas, tenía 10 años cuando murió, mi padre quedó abatido, sin saber que hacer, sobre todo conmigo y mi hermana Lucía que para ese entonces tenía dos años casi, recuerdo ese dia, con lágrimas en los ojos y teniendonos a los 3 rodeandole, nos dijo que nos amaba, tomo a mi hermana y a mi de la mano y salimos de casa para nunca volver, en silencio nos llevó hasta una gran casa, tuvimos que caminar hasta las afueras del pueblo, paramos varias veces para beber agua y comer algo de fruta, al llegar a la gran casa una mujer abrió la puerta, dirigió su mirada hacia mi padre y sin siquiera saludarlo le dijo con voz fría, "espere aquí, avisare a la Señora", dejó la puerta entreabierta, mi mirada se paseaba entre el triste rostro de mi padre y el pequeño espacio que había quedado de la puerta donde alcanzaba a ver un pasillo alfombrado, la mujer volvió al poco tiempo y nos hizo pasar al pasillo que ahora podía contemplar mejor, con cuadros y una pequeña mesita que tenía un par de sillas muy bonitas doradas, de pronto una voz cálida de una mujer que caminaba hasta donde nos encontrábamos de pie, se acercó y se inclinó acariciando el rostro de mi pequeña hermana Lucia, mientras saludaba a mi padre; mi padre respondió al saludo y soltó la mano de mi hermana sediendocela a aquella mujer, ella sin vacilar tomó la mano de Lucia y le dijo a mi padre, " sabes que aqui estara mejor que en cualquier otro sitio"; mi padre se aferró a mi mano con más fuerza y tiró de mí saliendo de aquella casa sin poder hablar, lloraba en silencio, continuamos nuestro camino, no era de regreso a casa como pensaba, nos alejabamos un poco más del pueblo, hasta que llegamos a una gran construcción en piedra un monasterio, llamó a la puerta y antes que alguien apareciera, mi padre me dedicó sus últimas palabras, "te quiero, pero no puedo cuidar de ti y tu hermana, son epocas dificiles, marcharé a trabajar con tu hermano, se buena y reza por nosotros", alguien apareció y abrió un poco la puerta y mi padre me hizo una seña de que entrase, lo hice y no volví a saber de mi familia. La vida en el convento era dura, tenia normas, horarios, aunque la mayoría del tiempo se oraba y se estaba en penitencia, también ayudabamos cuidando enfermos, así pasé el resto de mi vida, en aquel convento, donde la soledad era palpable, 1355,  tenía poco más de 18 años ya había recibido los hábitos y era monja, mi salud que solía ser delicada no aguanto ese invierno y una neumonía acabó con mi vida en la Abadia de Montecasino, Piumarola, Imperio Bizantino .No se si fue un sueño en ese momento, pero como si despertara, mis ojos se abrieron y un hermoso lugar se mostraba ante mí, no sentía dolor, ni tristeza, ni soledad, solo una gran paz en mi interior, una alegría inexplicable brotaba de mi interior, recorrí aquel lugar maravillada, hasta que una luz cegadora apareció y una voz cálida que se hacía eco en el lugar me daba la bienvenida, la luz cegadora fue tomando forma, era de una mujer hermosa, de piel turquesa brillante, su cabello blanco, unas enormes alas que se movían suavemente acercándose a mí, era un nuevo comienzo para mi....